Se trata de un monolito cúbico de piedra arenisca de (1,2 m) con pileta con la parte superior que separaba en tiempos las tierras de Realengo de Tardelcuende con las de una baronía. Parece ser que junto con la puerta de la sacristía de la iglesia el único vestigio del monasterio de San Gregorio de Almazán. En este punto se bendicen los campos el 9 de mayo y cuenta la leyenda que se apareció la imagen de San Gregorio; se disputaron dos yuntas de bueyes, una de Tardelcuende y otra de Cascajosa, ganando esta última, por lo que de la imagen se encuentra en dicha localidad.

 

 

 

 

 

 

 

 


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