Popularmente conocida como “la iglesia vieja”. La iglesia es una sencilla construcción posmediaval, seguramente del siglo XVII, aunque en la fábrica se emplearon algunas piezas escultóricas románicas, todas en el exterior del templo.
En el muro meridional de la nave, en el corto tramo que queda entre el pórtico y el esquinal occidental se localiza un capitelillo empotrado, que representa a un ave en reposo, con la cabeza vuelta, como picoteando. Es una pieza de buena factura, a pesar de la erosión y creemos que se trata de un capitel de ventana o portada, seguramente decorado en dos caras, con un ave similar en el lado que queda oculto por el paramento.
La espadaña se alza a los pies, una obra barroca cuyo piñón está coronado lateralmente por dos pináculos de bola. Cada uno de estos pináculos usa como base un capital que, por tamaño y por la forma de estar tallados, deben correspoder a un arco triunfal. El del lado meridional parece representar a dos leones que se dan la espalda, con la cabeza vuelta, todo entre enmarañado follaje. El del norte, dada la topografía de ese lado, se ve bastante pero, aunque reproduciría una escena de similares características a la anterior.
Además, dentro del pórtico, sosteniendo su cubierta, aparecen siete canecillos, tres de ellos en cuarto de bocel, de indudable cronología gótica, y los demás de nacela, tal vez románicos. Igualmente, en la sacristía aparece un tambor de columna.
Se desconoce la procedencia de estas piezas, podrían corresponder a una iglesia precedente o traídas de alguna antigua ruina.
Destacar la pila bautismal del interior. Una pieza hemisférica, de fina arenisca, sobre un tosco pie cilíndrico, independiente, con una altura total de 87,5 cm. El vaso tiene 129 cm. de diámetro y se decora con bocel en la embocadura y una especie de arquillos rebajados -que en realidad pueden ser hojas planas- de cuyas claves penden grandes piña. Pila bautismal de realización tardía, mediado del siglo XIII.